Por Carlos Alberto Hernández León Hernández
Muchas veces hemos escuchado lo difícil que puede ser enfrentarse a la hoja en blanco al momento de escribir. Jorge Luis Borges mencionaba a este respecto: “Primero hay que soñar el principio o el fin de la historia, y luego construir el fin o el comienzo”. Pues la película dirigida por Tim Burton bajo el guion de John August, estrenada en el 2003 con el título de El Gran Pez y basada en la novela Big Fish: A Novel of Mythic Proportions, escrita por Daniel Wallace en 1998, puede ser en clase un pretexto para incitar a los estudiantes a la escritura.
Cada quien tendrá su percepción en torno a esta película. Ya el dramaturgo y poeta argentino José Bravo decía: “Cada espectador o lector lee su propia obra o asiste a la obra teatral que él ve.” Esto podemos afirmarlo también respecto al cine, es así como daré mi percepción respecto a El Gran Pez.
En esta película Burton y August abordan la manera en que la vida, las relaciones familiares, el amor y la muerte se van tejiendo a través de la memoria. Edwar Bloom ata una tras otra historia, recorriendo con la habilidad de un funámbulo el delgado hilo de la fantasía y la realidad.
Al sumergirnos en la película podemos tomar su simbología para transitar por el constante entrar y salir evadiendo la realidad y creando historias para volver a ella a través de las puertas que son un elemento recurrente en la visión de Burton.
El mundo de fantasía de Bloom está marcado con colores muy vivos en contraste con la neutralidad de la realidad. Las escenas del presente, del hombre en cama, contrasta con un mundo de personajes extravagantes, bizarros, extravagantes: un mundo que brota las fantasías de Bloom.
Ver la película con estudiantes, puede apoyar procesos de creación; se invita a soñar con historias, con libros, con ficciones de distinto origen... una fuente rica de incitaciones para superar la dificultad que transmite una página en blanco.
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