Por Esperanza Rodríguez Pardo y Amparo Navas
La infancia de Iván es un filme realizado por Andréi Tarkovsky y presentado en el festival de Cannes donde recibió el Premio Fipresci en 1969. En su desarrollo temático se ve la vida de un niño que por causa de la guerra pierde a sus padres. Su adaptación a la realidad la transita en medio de evocaciones de su madre, su imaginación y la realidad desoladora de la guerra.
Iván sobrevive en medio de la guerra como miembro del ejército soviético. En su calidad de niño, Iván pasa de trinchera en trinchera y de manglar en manglar, como mensajero o como espía en algunos casos, función que cumple con determinación y convencido de la causa.
Afronta la guerra como su principal y único reto. El visibilizarse a pesar de sus doce años en un ambiente hostil y de continua zozobra. La película nos sugiere que las relaciones se establecen para construir una unidad, con un propósito. En este sentido, Iván esta luchando por mantenerse activo y vivo.
Con el cine nos sensibilizamos de otras realidades que aparentan estar lejanas, pero nos tocan, pues en la Rusia de 1942 o en la Colombia de este siglo, la guerra afecta a los niños por igual. Gracias al cine reflexionamos y sabemos que hay millones de mundos desconocidos al que podemos entrar a través de una pantalla.
La magia de esta película no consiste solo en mostrar a un niño atrapado en medio de la guerra, sino la capacidad de contar con una fotografía y unos recorridos de cámara que nos siguen mostrando el mundo del niño, sus sueños, sus miedos, sus pesadillas, incluso sus juegos y el mundo casi distante de una madre que ha desaparecido para siempre.
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